La Asociación Olatua ha decidido de concentrar su atención sobre el Mindfulness a través de la participación en proyectos públicos, la realización de cursos o talleres y otras iniciativas.
El mindfulness se presenta como una respuesta crucial a los desafíos contemporáneos. En un mundo caracterizado por tareas incesantes, notificaciones abrumadoras y una creciente desconexión, que a menudo resulta en estrés, ansiedad y agotamiento, el mindfulness emerge como una vía transformadora para revitalizar nuestra salud mental y emocional.
El mindfulness, desde sus raíces budistas hasta su expansión en Occidente, ha evolucionado y dejado una profunda huella. En el presente, sus beneficios van desde la gestión de situaciones estresantes, la regulación emocional, la procrastinación, hasta la intervención de trastornos alimentarios, de personalidad, cáncer, enfermedad cerebrovascular y fibromialgia.
¿Qué es el mindfulness?
El mindfulness es una práctica que nos permite habitar el presente y nos enseña a percibir el mundo de otra forma. Su importancia en Occidente se ha asociado a los múltiples beneficios que tiene para nuestra salud mental y física. Según Jon Kabat-Zinn, de quien hablamos en la sesión anterior, lo define como una forma particular de atención en el presente sin juzgar”.
La atención plena implica dirigir nuestra atención al presente, sin dejarnos llevar por distracciones o preocupaciones. Nos permite ser testigos de nuestra experiencia interna y externa sin juzgarla ni intentar cambiarla, simplemente observándola.
En conclusión, el objetivo del mindfulness no es controlar los pensamientos ni dejar la mente en blanco, sino ser conscientes de ellos sin juzgarlos. Su práctica nos enseña a habitar el presente y experimentar el mundo con ecuanimidad. La clave está en ver la trama, sin etiquetar su costura. El mindfulness es mucho más que una simple técnica de meditación; representa una forma de vivir conscientemente en el presente, desarrollando una atención plena hacia nuestras experiencias y emociones, sin juzgar. Al practicar el mindfulness, cultivamos la habilidad de observar nuestros pensamientos y sentimientos desde una perspectiva desapegada, lo que nos permite manejar el estrés, mejorar nuestra concentración y cultivar una mayor empatía hacia nosotros mismos y los demás. Esta práctica milenaria nos invita a ser plenamente conscientes en cada momento, transformando nuestra relación con el mundo y proporcionándonos herramientas poderosas para el crecimiento personal y el bienestar emocional.